lunes, 11 de junio de 2012

Argentina está de moda

Sabemos que Messi es nuestro máximo embajador en el mundo, que deslumbra con su magia dentro de la cancha y con una humildad poco común en cracks de esta magnitud. Pero también el polo es sinónimo de Argentina y de Buenos Aires para los amantes -y curiosos- de este deporte que el fin de semana disfrutaron del evento “Polo in the park”, en el club Hurlingham de Londres. 




Pude ver cómo se acercaban al stand de la Embajada Argentina cientos de ingleses y europeos en general a preguntar por nuestro país, qué atracciones visitar para su luna de miel, cómo llegar a la Patagonia, cuál era la mejor época del año para recorrer la ruta de vinos en la cordillera, y otros tantos londinenses con banderas argentinas -impecables- que ellos mismos se habían encargado de conseguir, para sacarse una foto con los argentinos que estábamos ahí, al ritmo de “¡¡¡viva Argentina, viva Buenos Aires!!!”. Adoradores de la temporada de verano en el hipódromo de Palermo, opinaban que la Argentina tendría que estar entre las sociedades más ricas del mundo, con el potencial enorme que tenemos. El empresario holandés Zeev Godik, dueño de la exitosa cadena de restaurantes Gaucho, La Martina, tienda de ropa de polo que pertenece a Adolfo Cambiasso, Kevingston y Estribos, entre otros, colaboraron con la promoción y visibilidad de nuestro país en un acontecimiento social y de negocios de primer nivel, y que se destaca dentro de la versátil e incansable agenda de la capital británica. 






Por supuesto, la máxima atracción no fueron los caballos sino el maratónico desfile de mujeres con uñas muy afiladas para cazar al príncipe millonario, a plena luz del día, y sin dejar nada en el armario, con todas las plumas y las armas que tuvieran al alcance de la mano, casi como una guerra a todo o nada. Los hombres tampoco se quedaron atrás y apostaron a la extravagancia nada sutil, corbatas, pañuelos y medias de colores fuscia o verde manzana, pantalones chupín, camisas y sacos de texturas insólitas, creo que hasta Salvador Dalí pasaría desapercibido en esta fauna. A las 6 de la tarde ya las mujeres se habían olvidado el motivo de la fiesta y con los zapatos de taco aguja en la mano, tambaleantes y desalineadas a simple vista, lo que aparentaba simular buena clase terminó en grotesco y carcajada. 


De todos modos, Argentina los recibirá con los brazos abiertos. 

Por María Hegouaburu.

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