sábado, 26 de mayo de 2012

Otoño feliz en Londres


Viernes 14 de Octubre de 2011
Y algunos piropos en Barcelona. Cuando bajé las escaleras del avión y puse un pie en tierras ibéricas fue como abrazar mi casa. No existe nada que pueda compararse con la brisa cálida de un atardecer mediterráneo. Irresistible. 

Después de 5 días de aceitunas, bocadillos, sepias, gambas y cañas en Sitges y en las calles del Borne regresé al reino unido vía aeropuerto de Gatwick, a la ciudad donde todos -o casi todos- responden con amabilidad y cortesía a las preguntas de los turistas y a los que como yo vinimos a trabajar y a mejorar el idioma. Me cuesta transmitir qué es lo que veo exactamente, porque todo funciona pero además hay una atmósfera especial, que me atrae.

Fui a la Royal Academy of Arts a ver la muestra de la época de oro de la fotografía húngara (1920/1940). Me fascinaron las de Brassai, que dormía de día y se levantaba a las 8 de la noche para retratar la París que lo deslumbraba; André Kertész y su ojo para documentar a Mondrian y a Chagall; Moholy Nagy; Munkacsi; el fascismo; el nazismo; el comunismo; el hambre; el exilio y el éxito en tierras ajenas también de Pesci y del genial Robert Capa, fotoperiodista que cubrió más de 5 guerras y que se hizo célebre mundialmente por la foto “Muerte de un miliciano”: la capturó en 1936, en el campo de batalla durante la guerra civil española, en el mismo momento en el que el soldado encontraba su muerte a causa de un disparo.

Paranoicos abstenerse, hay cámaras en los colectivos -que hay que decir, son los más lentos del mundo-, en los bares, en los postes de luz, en los parques. Sí es la ciudad indicada para el que quiere abandonar el cigarrillo, una caja de 20 a 7 libras, hagan la cuenta. Todavía me resulta escalofriante pasar por una iglesia en una tarde gris con las tumbas y las criptas del cementerio a la vista, aunque es interesante la perspectiva de la muerte conviviendo con la vida. Nos recuerda a diario que somos fugaces. Mejor vivir intensamente. 

Algo de números, se puede comer bien -y sentado- al mediodía por 5 libras, ensaladas orientales o mediterráneas, sopas generosas y exquisitas, sandwiches de pollo y verduras. En supermercados grandes, como el Coto o el Carrefour, por 25 libras es posible adquirir 15 productos, como leche, huevos, latas de atún, café, pan, carne de cerdo, pollo o hamburguesas de carne vacuna, algunas frutas y verduras. Un Malbec argentino, por ejemplo el “Álamos” de Catena Zapata, a 9 libras. Un pasaje de colectivo, cualquiera sea el destino, 1.50 libras, un boleto de subte, 2.20 libras. Alquilar un cuarto en la zona 2 -el centro es la zona 1- en una casa amueblada con los servicios pagos, 500 a 700 libras por mes, comprar una vivienda de un dormitorio en la misma área, desde 300 mil libras. 

Las bicis se usan mucho como medio de transporte y los monopatines marcan tendencia entre los niños. Algunas madres también los usan. Está de moda todo lo que sea ecológico y sustentable, las semillas de todo tipo en las comidas, lo sano y saludable, los zapatos de lujo pero con el mismo material de las botas de lluvia, las medias de múltiples colores y estampados con polleras cortas para las oficinistas. Hay modelos rusas, italianas, polacas, nórdicas en sesiones de fotos al aire libre en plazas y esquinas. Los hombres se visten a la moda, con elegancia. Y lo vintage es moneda corriente. Me gustan los edificios vidriados cercanos al Spitalfields y a Brick lane (este de Londres): las ventanas transparentes están todas garabateadas con indicaciones y notas de los Gerentes para sus empleados. 

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